viernes, 29 de noviembre de 2013

¿Washington nos saca el rango de aliado Extra-OTAN?



Hay intereses en Washington que presionan para quitar a la Argentina su condición de “aliado extra-OTAN”. Si bien el país no ha obtenido logros ostensibles con ella, tampoco conviene perder ese lugar. 

Recientemente el tema de la integración de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) volvió a generar interés en el país a raíz de la eventual solicitud de Colombia de ser miembro de aquella; algo que, por estatuto, es imposible. Sin embargo, ha pasado desapercibido el que think-tanks conservadores en Estados Unidos están demandando que el presidente Barack Obama le revoque el estatus de aliado extra-OTAN a la Argentina. Esa condición la otorga Washington y no la organización militar. 

Desde 1987 hasta la fecha 15 países han sido designados Major Non-NATO Ally (MNNA) por el Ejecutivo en Washington: en ese orden, Australia, Egipto, Israel, Japón, Corea del Sur, Jordania, Nueva Zelanda, Argentina, Baréin, Filipinas, Tailandia, Paquistán, Kuwait, Marruecos y Afganistán. Taiwán, de acuerdo al Legislativo, debe ser tratado como si fuese un aliado extra-OTAN. 

Un MNNA no es parte de la OTAN ni está cubierto por las garantías de seguridad y defensa mutua de dicha organización. La designación de MNNA se le otorga a un país que el Ejecutivo considera una contraparte con lazos excepcionalmente relevantes y con quien se espera profundizar una relación estratégica. La Argentina recibió el estatus de aliado extra-OTAN en 1998 durante las administraciones de Bill Clinton y Carlos Menem. 

El argumento original que usó Estados Unidos para ese otorgamiento fue “el reconocimiento a la importancia del liderazgo de la Argentina y su cooperación en el campo de misiones internacionales de paz, en especial en la Operación Escudo del Desierto (Irak en 1991), en Haití (1994), su rol en la supervisión de la paz entre Perú y Ecuador (1995), y en otra docena de esfuerzos internacionales por la paz”. Cabe destacar que la legislación sobre MNNA no estipula ningún mecanismo de terminación de esa condición. 

A pesar de los altibajos y claroscuros de las relaciones bilaterales en la última década, ni Washington retiró aquel estatus brindado a la Argentina ni Buenos Aires renunció al mismo. El incidente de 2011 con el avión militar estadounidense y que despertó un notorio malestar en el Pentágono no derivó en la revocatoria de la condición de aliado extra-OTAN aunque en el Background Note de 2013 del Departamento de Estado sobre la Argentina no se destaca ese vínculo con el país. 

Sin embargo, en los últimos meses algunos “halcones” han iniciado un ataque frontal contra la Argentina y a favor de que Estados Unidos le revoque su condición de MNNA. Por un lado, Luke Coffey, en una nota del Heritage Foundation de noviembre de 2012, hizo esa exigencia. Su embestida contra los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández es implacable: menciona la deuda en default, la situación económica de los últimos años, la oposición en 2005 al Área de Libre Comercio de las Américas, el incidente de la Fragata Libertad de 2012, la participación del país en el Grupo de los 20 (que también cuestiona), etc. 

Pero donde más centra su crítica es en el tema Malvinas, tema que retomó en una nota de marzo de este año. Así, acusa a la política exterior argentina de ser patriotera, agresiva y provocadora. No es una conjetura exagerada pensar que Coffey, que es un Margaret Thatcher Fellow en la Heritage y fue asesor de la Secretaría de Defensa británica, haya escrito la nota pensando en los intereses de Gran Bretaña. Habrá que indagar si oficialmente o en privado Londres le ha venido solicitando algo semejante a Washington. 

Por otro lado, Jaime Daremblum, ex Embajador de Costa Rica en Estados Unidos, escribió un artículo para el Hudson Institute el 7 de febrero de 2013. Bajo el título de “La traición argentina” (Argentina’s Betrayal) -antes había escrito “El bandidaje argentino doméstico y en el exterior” y después “La autocracia electa argentina”- centra su análisis en el Memorándum sobre la AMIA firmado por la Argentina e Irán. Dado que, según el autor, el país se ha sumado a quienes en la región respaldan a Teherán, la Argentina “no merece ser un MNNA” (como tampoco ser miembro del G-20). 

Nada indica que la Casa Blanca esté pensando en revocar la condición de aliado extra-OTAN de la Argentina. De hecho, no sólo es poco claro -según la legislación- cómo sería ese proceso, sino que tampoco parece justificado, desde una mirada estratégica, que Washington adopte una actitud hostil con el país. La Argentina y Estados Unidos tienen, como en otros momentos de su historia, una relación compleja y difícil pero no existe enemistad ni antagonismo entre los dos. 

Estados Unidos ha procurado una muy pragmática actitud -no asume posición sobre el tema de la soberanía y acepta el statu quo actual- en la cuestión Malvinas y nada supone que necesite cambiar esa posición que, en la práctica, es mucho más útil a sus intereses de largo plazo. La cuestión del acuerdo argentino-iraní y su resultado final puede ser un escollo en el futuro pero aún no ha implicado que la Argentina haya modificado su comportamiento en asuntos como la no proliferación y la defensa de los derechos humanos. 

A su vez, sería errado que el país rehúse esa condición otorgada: ni ahora ni quizás en el futuro ello incida en el diseño de la política de defensa del país, en el control civil sobre los militares y en los compromisos del país en misiones de paz. En breve, ni Estados Unidos ni la Argentina debieran colocar el tema del aliado extra-OTAN en el centro de su diplomacia a pesar de ciertas voces aisladas y recalcitrantes. 

Lo que sí podría procurar la presidenta Cristina Fernández es reencauzar más positivamente una relación en la que los elementos oscuros pueden opacar, de modo innecesario e imprudente, los componentes aún claros de los lazos bilaterales.
 


Fuente:http://www.clarin.com/opinion/halcones-tinan-relaciones-EEUU_0_947905347.html   y Taringa.net

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