La falta de percepción del grave peligro que encierra la actual situación de indefensión militar de la Argentina es una responsabilidad especifica del Poder Ejecutivo Nacional como jefe de las fuerzas armadas y en segundo término del Congreso que sanciona todos los años el presupuesto destinando partidas exiguas al cumplimiento de esta función esencial del estado, y por consiguiente de todos los partidos que lo han votado sin observaciones, desde 1984 a la fecha.
Pero lamentablemente la responsabilidad es más amplia porque salvo excepciones, no aparece en la prensa escrita, radial o televisiva, en los grandes reclamos de las protestas sociales, ni en la opinión de los comentaristas e investigadores de la política nacional No forma parte tampoco de las propuestas de ningún partido político en la actual contienda electoral.
Se trata de un estado de verdadero adormecimiento de la conciencia colectiva, a pesar de que la cuestión afecta directamente a la independencia argentina, al usufructo de la riqueza nacional por toda la colectividad, a la vigencia de los derechos básicos, y de las instituciones de la democracia y la republica.
No obstante esta situación hay una política nacional establecida en la Constitución Nacional (arts. 21, 75 incs. 25, 26 y 27, 99 inc. 12 y concordantes) y en el Código Penal de la Nación art 215, inc 1º, que sanciona como delito de traición a la patria a los que atentaren contra la independencia de la Nación, como puede interpretarse que es producir un grave debilitamiento militar.
Como excepciones debemos citar, dentro de los limites de nuestra información, al diputado radical Julio Martínez miembro de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, y al ex tres veces Ministro de Defensa Horacio Jaunarena, que expresaron su preocupación por el estado de indefensión militar de la Argentina, en forma reiterada en los últimos años.
A su vez desde el ámbito académico, la Academia Argentina de Asuntos Internacionales, hizo una presentación al Congreso de la Nación a principios del año 2011, fundamentando ampliamente la necesidad de modificar la política de seguridad defensiva de la Argentina para corregirla. Asimismo el Centro de Estudios Nueva Mayoría, con la firma de su presidente Rosendo Fraga que se ha ocupado anualmente de esta cuestión, al comentar las publicaciones de institutos privados especializados en el tema militar, desde Londres y Estocolmo, sobre la evolución del poder militar en el mundo. Personalmente le he dedicado un capitulo titulado “La reconstrucción de la defensa nacional” en mi libro “Argentina la gran transformación necesaria” Ed. marzo 2013.
La paz mundial no esta asegurada por ningún mecanismo institucional, sino en la fuerza militar de EEUU.
En el mundo de hoy no existe ningún organismo internacional capaz de imponer sus decisiones con la fuerza militar necesaria. Las Naciones Unidas han sido creadas para expresar la voluntad de las naciones, de acuerdo con su voto mayoritario en la Asamblea, pero aún así esa mayoría puede ser contrarrestada por el derecho de veto de cualquiera de las grandes potencias que componen el Consejo de Seguridad, donde no rige un sistema democrático en la toma final de decisiones.
Los argentinos tenemos una larga experiencia de la falta de fuerza ejecutiva de las recomendaciones de la Asamblea de la Naciones Unidas en materia de descolonización de territorios como Malvinas, que el Reino Unido nunca aceptó, aunque solo fuera a negociar. Recientemente modificó el estatus de esos territorios dándoles autonomía y el derecho a elegir sus autoridades, eliminando su condición de colonias. (Ver “Ante un nuevo fracaso en la política sobre Malvinas, ob. cit. “Argentina, la gran transformación necesaria”).
Por ese motivo también se han creado organismos específicamente militares por ejemplo la OTAN para la defensa de Europa y América del Norte, que ha tenido una intervención decisiva para pacificar la región de los Balcanes, o en el triunfo de los rebeldes en Libia.
En la realidad la paz mundial de que gozamos, está fundamentalmente garantizada por la superioridad militar de EEUU y su vocación de ejercer un control internacional efectivo, como lo demuestra su gravitación en el Medio Oriente o en Corea del Norte.
Pero todos los países ejercen el derecho de contar con un sistema militar de defensa
Frente a esta realidad, los países cuentan con poderosos sistemas nacionales de defensa militar.
En el año 2012 el mundo gastó en esta materia 1,75 billones de dólares, siendo algo menos del 40% a cargo de los EEUU. Sobre un PBI mundial que oscila entre 72 y 63 billones -según estimaciones del FMI y del Banco Mundial-, el gasto militar varía entre el 2,4 % y el 2,77 % del PBI mundial.
Según el Banco Mundial Argentina en el año 2011 gasto en defensa el 0,7% de su PBI, Brasil, el 1,4%, Chile el 3,2%, Colombia 3,3%, Perú el 1,2%. Es decir que el gasto militar de Brasil en ese año superó los 33 mil millones de dólares, y el gasto militar argentino fue 10 veces inferior igual a 3200 millones de dólares.
La Argentina en sus fronteras tiene centros de importancia vital para su desenvolvimiento.
La Argentina es el séptimo país de mayor extensión territorial del mundo y el cuarto en el continente americano, con 2.700.000 kilómetros cuadrados, de superficie continental, con más de 9000 kilómetros de fronteras terrestres, y 900.000 kilómetros cuadrados de mar epicontinental.
Las grandes represas como Yacyretá-Apipé o las de Neuquén se hallan sobre la frontera o muy próximas a ellas. Sin su provisión de energía se paralizara gran parte de la actividad económica nacional. Los yacimientos de Vaca Muerta que según estimaciones tienen la mayor parte de nuestras reservas de petróleo y gas, se ubican exactamente sobre la frontera con Chile.
Las aguas de nuestros principales ríos se originan en países extranjeros y sus cursos pueden alterados con obras en sus nacientes, que deberían ser discutidas con nosotros, de acuerdos a las mejores practicas internacionales, pero debemos conservar la capacidad de negociación suficiente. Sin esa condición no esta asegurada aquella premisa.
Hace 40 años que no se compra ningún equipo militar de importancia
Desde 1983 a la fecha no se ha comprado ningún equipamiento militar de importancia. En el Congreso de la Nación se ha reconocido que de 60 barcos con que cuenta la Marina solo 16 se hallaban en condiciones de navegar, pero la capacidad de fuego en caso de un conflicto sólo alcanzaría para dos horas de acción continuada. Tampoco tiene capacidad para custodiar nuestro mar continental en forma continua como debe realizarse. La Fuerza Aérea se encuentra en condiciones similares. Los aviones Mirages con que cuenta son tan antiguos que no se hallan en condiciones de vuelo, y mucho menos en condiciones de combate.
El costo de la defensa nacional argentina.
De acuerdo con el gasto medio de las naciones en su defensa la Argentina debería gastar e invertir en esta materia alrededor de 12.200 millones de dólares anuales
En el presupuesto del 2013, los gastos de defensa se prevén en la suma de 26.300 millones de pesos, que al 30.6.2013 a $ 5,39 el dólar significaban 4880 millones de dólar. Si la seguridad social se halla debidamente administrada no debería tener déficit, pero las contribuciones a cargo del Estado deben estimarse 600 millones de dólares más,
U$S 5480 millones de dólares es el 1,11% del PBI argentino actual. Lo razonable es el aumento a 12.200 millones de dólares, sea destinado a gastos en un 60 % ( U$S 7329 millones), y a inversiones el 40 %. Con ese nivel de gastos e inversiones tendríamos una fuerza armada en pocos años con un nivel apropiado a nuestras necesidades. Con el tiempo los efectivos tenderán a reducirse y a especializarse.
Las inversiones para la defensa deben estar dirigidas a:
1) Recuperar una capacidad de respuesta de extremada velocidad ante cualquier situación de riesgo, para su extenso territorio y área marítima. Esto hace necesario la compra de 40 caza bombarderos de los mas modernos – F 22 (EEUU), Eurofigther (europeo) o Dassault Rafale francés – a un costo global aproximado de 3.000 millones de dólares. Más los equipos complementarios.
2) El equipamiento de la marina de guerra, fundamentalmente fragatas y submarinos, complementadas con unidades menores, demanda una inversión mayor porque son unidades muy caras de alrededor de mil millones de dólares cada una y la Argentina debería adquirir 6 fragatas y 4 submarinos – mas los equipos complementarios.
3) Para el equipamiento del Ejercito debería comenzar por adquirir 400 tanques del tipo M1A2 Abrams (EEUU), o el C1 Ariete francés, los equipos de artillería terrestre y antiaérea, el equipamiento moderno para la infantería y los elementos de transporte y helicopteros. Esto demanda una inversión menor a la primera.
4) Se requiere fuerzas armadas muy profesionales, y para ello es indispensable que se le dé a sus mandos amplia autonomía para la selección, preparación y ascensos de sus cuadros, y la compra del equipamiento.
5) El equipamiento de las fuerzas armadas debe ser simultáneo con el desarrollo de una industria de guerra, altamente eficiente.
Con un equipamiento de este tipo Argentina tendría una capacidad defensiva similar a la de Chile, es decir el mínimo con la que debe contar.
El debilitamiento deliberado de la capacidad defensiva argentina, ha sido uno de los grandes errores de la democracia recuperada en 1983.
Si partimos del año 1980, el presupuesto de defensa alcanzaba al 2% del PBI de ese año, cuando no se pensaba en el conflicto de Malvinas, y en la actualidad es del 1%., y en años anteriores ha sido menor.
La reducción sistemática se produjo a partir de 1983 como una forma de superar el fenómeno de las intervenciones militares. Para justificar esta evolución se inventó la gran ficción de que la Argentina no tenía hipótesis de conflicto.
Sin embargo el Reino Unido en los años 1986, 1994 y el año 2012, cometió graves violaciones adicionales al crearse la Zona de Administración y Explotación Exclusiva, primero a 150 millas al este de Malvinas, luego a 200 millas, y recientemente para explotar el petróleo submarino, además de la pesca, superpuesta al área argentina, aún la pretendida por los ingleses para si mismos.
Simultáneamente el Reino Unido creo una base militar con un equipamiento particularmente aéreo, pero también marítimo y terrestre, que por su potencia militar es más fuerte que la totalidad de la fuerzas armadas argentinas.
Quien tiene razón, dentro de la realidad de la política internacional actual, la Argentina o el Reino Unido, la primera al reducir su potencia militar a la incapacidad de acción total, recurriendo a las Naciones Unidas, o el último al crear una poderosa base militar y negándose a negociar?
La alternativa no es la guerra sino una negociación con una fuerza mucho mayor.
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